BIOGRAFIA DE REY DAVID

El Rey David

David significa Amado.

Fue el segundo Rey de Israel (El Primero fue Saul). El Antiguo Testamento recoge numerosos relatos de sus hazañas, en especial los libros de Samuel, Reyes y Crónicas. Se menciona unas ochocientas veces en el A.T. Solo a este varón es atribuido el nombre, es decir, nadie mas en en la Biblia se le menciona con el nombre de David, probablemente para dar a conocer el linaje de Jesús.

David era el hijo más joven de Isaí de un total de 8 hermanos, nieto de Rut y Booz, fue un pastor de Belén desde temprana edad y en dicha región pasó su juventud cuidando los rebaños de su padre. Adquirió fama por sus aptitudes musicales y por su valentía, que alcanzó visos legendarios por su enfrentamiento contra el gigante filisteo Goliat. A medida que crecía su reputación, fue convocado a la corte, donde Saúl, primer rey de Israel, le nombró su escudero. Tras cubrirse de gloria en las guerras contra los filisteos, desposó a Mikal, hija de Saúl, y se ganó la amistad de Jonatán, su cuñado. Sin embargo, su creciente popularidad despertó la envidia del monarca, quien le expulsó de la corte. David pasó el siguiente periodo de su vida en el exilio, a la cabeza de una banda de guerreros que cobraban tributo a los terratenientes de Judá. Tras una estancia en la ciudad de Adul.lam, cercana a Jerusalén, y en los desiertos de Judá, entró al servicio de Akis, rey de la ciudad filistea de Gat. Como recompensa a su colaboración con Akis, éste le nombró gobernador de la ciudad de Siquelag.

David regresó a su país natal tras la muerte de Saúl, Jonatán y otros dos de los cuatro hijos del rey en una batalla contra los filisteos. Coronado rey de Judá en Hebrón, gobernó allí durante siete años, hasta aproximadamente el 993a.C., cuando fue ungido rey de Israel. A partir de entonces, David derrotó en rápida sucesión a filisteos, moabitas, arameos, idumeos y amonitas, consolidó con ello la independencia de Israel y amplió enormemente sus dominios. Una de sus principales conquistas fue la de la fortaleza jebusea de Sión, a la que convirtió en núcleo de su capital, Jerusalén, a menudo llamada Ciudad de David. Allí construyó su palacio e instaló, bajo un tabernáculo, el Arca de la Alianza, con lo que Jerusalén pasó a ser el centro religioso y político de los territorios unidos bajo su persona.

Durante el sitio de Rabbá Amón (actual Ammán, Jordania), la capital amonita, David cometió adulterio con Betsabé, esposa del militar Urías, de cuya muerte fue indirectamente responsable. El episodio, que suele considerarse el mayor pecado de su vida, fue seguido de repetidos problemas con sus hijos, uno de los cuales -Absalón- murió durante una rebelión que había organizado contra su padre. Los últimos años del reinado de David estuvieron marcados por los problemas familiares, sobre todo por la disputa con el mayor de sus hijos sobrevivientes, Adonías, surgida tras haber designado a Salomón (nacido de su unión con Betsabé) heredero del trono.

David fue un guerrero valiente y un líder notable. Mostró una devoción religiosa a toda prueba, de ahí que David sea el símbolo del coraje y de las aspiraciones de su pueblo, cuyos profetas le consideraron el modelo del Mesías prometido. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento (Lc. 1,32), se hace referencia al Mesías como Hijo de David. La tradición le atribuye la autoría de 73 poemas de Salmos. Sin embargo, los especialistas sostienen que se trata de una afirmación dudosa. El islam también venera a David como profeta. Pero por sobre todas las menciones y consideraciones hacia El Rey David esta sin dudas la propia consideracion de Dios (...CONFORME AL SU PROPIO CORAZON) 1ra. de Samuel 13:14

 CON mi voz clamé á Dios, A Dios clamé, y él me escuchará.

 Al Señor busqué en el día de mi angustia: Mi mal corría de noche y no cesaba: Mi alma rehusaba consuelo.

 Acordábame de Dios, y gritaba: Quejábame, y desmayaba mi espíritu. (Selah.)

Tenías los párpados de mis ojos: Estaba yo quebrantado, y no hablaba.

 Consideraba los días desde el principio, Los años de los siglos.

 Acordábame de mis canciones de noche; Meditaba con mi corazón, Y mi espíritu inquiría.

 ¿Desechará el Señor para siempre, Y no volverá más á amar?

 ¿Hase acabado para siempre su misericordia? ¿Hase acabado la palabra suya para generación y generación?

¿Ha olvidado Dios el tener misericordia? ¿Ha encerrado con ira sus piedades? (Selah.)

 Y dije: Enfermedad mía es esta; Traeré pues á la memoria los años de la diestra del Altísimo.

Acordaréme de las obras de JAH: Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas.

 Y meditaré en todas tus obras, Y hablaré de tus hechos.

Samo 77